Un buen día a Hermann Tertsch, otrora militante de la izquierda hoy furibundo miembro de la caverna, se le ocurrió la genial idea de comenzar su telediario con la imagen de cruzado justiciero, capaz de matar 15 terroristas en bien de la liberación de los cooperantes secuestrados.
Al día siguiente, el programa del Gran Wyoming satirizó ese comentario. Cierto es que con brocha bastante gorda, y evidente mala uva pero con objeto de dejar clara la barbaridad del comentario de Tertsch.
A los pocos días Tertsch aparece agredido de madrugada en un pub madrileño y lleva unos días de recuperación en una clínica.
Como no, antes de encontrar terminar una investigación seria al respecto, los compañeros cavernarios han abierto un frente, una nueva autoría intelectual de la agresión (primero patada, luego puñetazo) que está encabezada por el gran Wyoming y por supuesto su empresa, el Gobierno y el propio ZP.
Evidentemente, para esta gente los excesos sólo vienen por parte de la izquierda y toda especulación es razonable. Ver los comentarios de los programas y tertulias de Intereconomía, Telemadrid, la Cope... es ver un continuo apocalipsis, un excelso rasgamiento de vestiduras y una patada por la espalda de esas que tanto critican, no ya a la objetividad (que no les pido, eso es una entelequia para ellos y para todas las otras tendencias) sino sobre todo al rigor y al fundamento necesario para hacer esas acusaciones.
No lo niego, sintonizo con quien sintonizo, pero nunca me van a valer, vengan de donde vengan, altisonancias e intoxicaciones como éstas. Las acusaciones se prueban, me gustaría que en un juzgado, pero también debe aplicarse esta norma si se hace sólo ante la opinión pública.
Y ya veremos qué sale de la investigación y si alguien rectifica si la versión oficial de la agresión por motivos políticos y persecutorios no se sostiene. Por de pronto algún contertulio ha cambiado su discurso sobre este hecho de consecuencia a coincidencia, sin atreverse, por tanto a hablar de causalidad...
Un abrazo
Jesús (a.k.a. Abu)
Al día siguiente, el programa del Gran Wyoming satirizó ese comentario. Cierto es que con brocha bastante gorda, y evidente mala uva pero con objeto de dejar clara la barbaridad del comentario de Tertsch.
A los pocos días Tertsch aparece agredido de madrugada en un pub madrileño y lleva unos días de recuperación en una clínica.
Como no, antes de encontrar terminar una investigación seria al respecto, los compañeros cavernarios han abierto un frente, una nueva autoría intelectual de la agresión (primero patada, luego puñetazo) que está encabezada por el gran Wyoming y por supuesto su empresa, el Gobierno y el propio ZP.
Evidentemente, para esta gente los excesos sólo vienen por parte de la izquierda y toda especulación es razonable. Ver los comentarios de los programas y tertulias de Intereconomía, Telemadrid, la Cope... es ver un continuo apocalipsis, un excelso rasgamiento de vestiduras y una patada por la espalda de esas que tanto critican, no ya a la objetividad (que no les pido, eso es una entelequia para ellos y para todas las otras tendencias) sino sobre todo al rigor y al fundamento necesario para hacer esas acusaciones.
No lo niego, sintonizo con quien sintonizo, pero nunca me van a valer, vengan de donde vengan, altisonancias e intoxicaciones como éstas. Las acusaciones se prueban, me gustaría que en un juzgado, pero también debe aplicarse esta norma si se hace sólo ante la opinión pública.
Y ya veremos qué sale de la investigación y si alguien rectifica si la versión oficial de la agresión por motivos políticos y persecutorios no se sostiene. Por de pronto algún contertulio ha cambiado su discurso sobre este hecho de consecuencia a coincidencia, sin atreverse, por tanto a hablar de causalidad...
Un abrazo
Jesús (a.k.a. Abu)
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