domingo, 29 de agosto de 2010

PSM: ¿Y con qué nos quedamos?


No sé si puedo aportar algo nuevo a este respecto, pero ganas tenía de escribir sobre ello, así que nos lanzamos a ello y ya veremos como queda.

Vaya por delante mi apoyo a Tomás Gómez. Han sido tres años de trabajo muy duro, tanto dentro del partido, acabando con la imagen conflictiva de la antigua FSM (curiosamente, a pesar del 90% del último congreso y de las salidas de pata de banco de el pequeño grupo de simanquistas), como fuera, yendo, literalmente a donde estaban los problemas, y escuchar a la gente. Explicando la labor que el gobierno central efectúa en Madrid y desmontando las mentiras y las cortinas de humo tipo "Zapatero asfixia a Madrid".

Supongo que hace mucho tiempo que aquellos que andamos metidos en el socialismo en Madrid, tenemos (al menos yo así lo creo) claro que la realidad autonómica pesa bastante poco en el territorio en el que reside la mayor parte de la autoridad y la política central. Y así caemos (yo también) en mirar más la realidad nacional. Craso error, educación, sanidad, políticas sociales... todas en manos del gobierno autonómico (por tanto del PP y su gestión...).

De este proceso previo a las elecciones en el que estamos en concreto poco se puede añadir. La discusión, lejos de las ideas o de las soluciones, se centra en el nombre del candidato, en si es mediático o no. En si los votantes le consideran una alternativa seria, en si su posible victoria sería un arma electoral de la derecha contra el presidente del gobierno y secretario general del PSOE. En si vale por su papel en la política nacional o internacional...

Hace años que creo que el problema reside en que se buscan mirlos blancos. El candidato que venga, vea y venza. Y los mirlos blancos no existen, por bien tiradas y afinadas que anden las encuestas. Es más, si el supuesto mirlo luego no vence, lo más seguro es que se vaya a casa o a la bendita política nacional.

A mi entender los mirlos no se inventan de la nada. Supongo que se les pinta de blanco o de marrón o como sea, con el tiempo. Por poner un ejemplo, Trini sería para mí la candidata ideal si tras estas elecciones se quedase en la Asamblea para presentarse a las siguientes y lógicamente haciendo políticamente "la calle" además de hacer labor parlamentaria. Lógicamente me refiero en el caso de perder.

Con esto no quiero decir que dé por perdidas las elecciones. Pero si eso se da, lo que no puede ser acceptable es desmantelar nuevamente la organización regional, dar paso a una gestora y un nuevo congreso extraordinario. Todo, otra vez, con idea de partir de cero, de acercar el partido a la gente y conectar con ese electorado que se ha alejado en estos años... (suena, ¿verdad?)

Por último, el tema de las primarias. Tengo la sensación de que es bonito tenerlas en estatutos, como el que lleva una foto de las Bahamas para ilustrar su sueño de vacaciones. Democracia interna y todo eso, pero la realidad es que son como el infierno. Nadie las quiere... demasiada incertidumbre, demasiada gente para poder establecer ningún control. Una pena, pues soy un convencido de que su celebración, proporciona un movimiento interno que revitaliza a la militancia (reconozcámoslo, actualmente no hay muchos motivos para movilizarse).

Quedan varios días hasta que se realicen. Confío en que ambas partes dejen de cometer los desatinos vistos hasta ahora y que el debate, vuelvo a decirlo, se encamine a las ideas. Y el adversario, antes y después de las primarias, está en la derecha rancia que nos gobierna, y que lo hace buscando oposición al gobierno central.

Después... Trini/Tomás será mi candidato incondicionalmente. Espero que estos tres años no hayan sido en vano y que la campaña electoral de las autonómicas no se base en el Gürtel ni en ningún otro escándalo en el que el PP se vea inmerso de aquí a entonces.

Un abrazo

Jesús (A.k.a. Abu)

jueves, 12 de agosto de 2010

Rosas y maquis


Abandonado tengo a mi pequeño blog social y no por falta de ganas, pero el tiempo... en fin. Con esto del cambio de oficina, el metro se hace forzoso si se quiere ahorrar dinero y cabreo interatascos, así que poco a poco voy recuperando la lectura.

En este caso quiero volver a reflexionar sobre la memoria histórica, pero con los nuevos conocimientos que me han llegado gracias a la lectura de Trece rosas rojas de Carlos Fonseca y de La mujer del maquis de Ana R. Cañil.

Ahora que seguimos descubriendo que los niños bien del pasado se destapan como viejos nostálgicos del franquismo (lo siento sr.Mayor Oreja, al César lo que es del César, sus reinvidicaciones me dan verdadero asco y más cuanto más conozco de esos "viejos y apacibles" tiempos") es cuando se hace imperioso el conocimiento de las miles de historias que el olvido se está comiendo.

A los que fusilaron con juicios-tropelías, casi les hicieron un favor. Sólo tuvieron que pasar interrogatorios sin ninguna protección ni derecho, en las que las torturas eran un trámite más. Un pequeño período de cárcel, para tras la llegada de la pena capital, pasar a pensar cuando llegaría el funesto día. Esa fue la realidad de miles de españoles. No hubo clemencia en casi ningún caso, no hubo búsqueda de reinserción, ni voluntad de construir una nueva España para todos los españoles. Sólo una revancha tan pueril, como destructiva.

"Los rojos hubieran hecho lo mismo"... ya ni respondo a esta lamentable frase. ¿Para qué?

Pido disculpas al que me lea por haber hablado de favor. La verdad es que es la parte de la posguerra que más sangra, con la de los desaparecidos. Aquellos a los que se llevaron a dar el paseo y que andan por algún monte, alguna cuneta o alguna tapia de cementerio... Pero de algún modo tengo que destacar el descubrimiento (realmente no ha sido tal, pero sí debo reconocer que a mis 35 no esperaba esta crudeza) de la realidad de los que no fueron fusilados. Las trece rosas rojas lo muestra en paralelo a las protagonistas (cosa que no hace la adaptación cinematográfica) pero sí, la mujer del maquis.

Es la historia de aquellos que colaboraron o que se expresaron sin ser activistas o dirigentes políticos. También aquellos que tenían un huido entre sus familiares y conocidos o simplemente vivían en un sitio "estratégico". Todos ellos fueron interrogados, torturados y encarcelados con la misma periodicidad del que va al dentista.

Veinte años parando sus vidas y volviendo a retomarlas casi de cero una y otra vez. El fusilamiento en vida y además constante. Muchos de ellos aún hoy no se atreven a contar sus experiencias, incluso llegando a negarse a disponer del privilegio que da la democracia de hablar de política. Y ya han pasado 35 años en la piel de toro de la muerte del viejo...

Mi más sentida recomendación, para el que me lea, de que encuentre estos libros y los estudie. Eso no se puede borrar de la historia ni se debe permitir que se intente. En ningún caso vale el "eran otros tiempos". Hay quien dice que el problema está en las indemnizaciones. No sé ni cómo se podría valorar treinta años de abusos, destierros, penalidades, torturas... ni creo que esa pobre gente las pidiera a estas alturas. No sé si el reconocimiento les puede parecer suficiente.

El mio, sin duda, lo tienen.

Un saludo

Jesús (a.k.a. Abu)