sábado, 24 de abril de 2010

Fantasmas del pasado


Hace unos días pude ver en un canal temático esta película que ya había visto hace unos años. Ciertamente se podrá discutir el trabajo del equipo, el director o los actores pero la historia es preciosa y viene muy a cuento.

Está basada en un caso real, la reapertura de la investigación sobre el asesinato del activista de los derechos civiles Medgar Evers. El caso quedó cerrado durante 30 años, sin encontrar culpable alguno. El final cuenta cómo se pudo probar la culpabilidad del principal acusado, un abanderado de los grupos racistas, Byrone de la Beckwith.

Sin embargo, aparte de esta historia, el fin de la película es dejar al descubierto la pasividad de la sociedad civil del estado de Mississippi. El temor a una supuesta ruptura de la sociedad y una preferencia por "dejarlo estar" están presentes en los testimonios de casi todos los personajes secundarios, obviamente beneficiados por el statu quo.

Hoy unas cuantas personas se han echado a la calle en Madrid y en otras ciudades, además de por apoyar al Juez Garzón, para combatir el mantenimiento de ese statu quo, del famoso pacto por el olvido y para apoyar a todos los que están luchando por que las cunetas dejen de ser los mayores y más vergonzosos lugares de enterramiento de este país y por que se limpien los nombres de aquellos que fueron lamentablemente acusados y juzgados por ilegales consejos de guerra, sentencias que siguen vigentes.

¿España se rompe? ¿Se va a perseguir gente? Ni una cosa ni otra. La cuestión es que aquellos que fueron represaliados, paseados y linchados, sean sacados de las fosas, rehabilitados y se sepa qué pasó con ellos y quién estuvo detrás de tan bochornosos y antidemocráticos actos. Es obvio que casi 70 años después no se podrá poner a nadie en el banquillo, pero no es aceptable dejar esas heridas pudrirse.

Mis bisabuelos estuvieron a punto de ser fusilados. Sólamente pasaron unos meses en prisión, nada leve si pensamos que dejaron a sus nueve hijos casi al descubierto, la mayoría de ellos menores. Yo no tengo a nadie abandonado en una cuneta, pero me duele que todavía hoy haya quien sí está en esa situación y que no tenga derecho a reivindicar que no era un criminal y a saber lo que pasó.

Creo que sólo pedimos normalidad. ¿Carpetazo? Cuando todo el mundo tenga lo que busca, no sólo los que ganaron la guerra. ¿Remover fantasmas? El que los tenga...

Un saludo

Jesús (a.k.a. Abu)

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