lunes, 9 de noviembre de 2009

Hace veinte años...



Parece mentira pero el tiempo pasa. Hace ya veinte años de aquello. Tenía yo catorce años y cada imagen del muro, cada noticia de una fuga... me parecía tan lejano como inamovible, algo que difícilmente cambiaría. ¿Qué podía saber yo de la realidad de la gente que vivía tras ese muro?
Yo no estuve en Berlín en esas fechas, pero un año después aprovechando un viaje familiar para ver a unos amigos en Osnabrück, aprovechamos un día para hacer una excursión (eran algo menos de 400 kms por autopista) a Berlín.
Evidentemente, las autoridades comunistas, ya no retenían una hora a los coches que pretendían entrar en el llamado corredor terrestre. Había controles en la frontera al entrar en la DDR y al salir para entrar en el lado occidental de Berlín. Era una autopista que estaba marcada con unos carteles azules en los que se indicaba "transit" en medio sobre fondo amarillo. Hileras de barracones en las que, en su momento, estaban la policía fronteriza y la Stasi, vigilando y registrando a los que querían entrar.
Pero hasta llegar a Berlín, podías ver alambradas, torres de control en los campos y otros vestigios de fuertes medidas de seguridad. Muy a lo lejos se podían ver los edifícios del extrarradio de alguna ciudad como Magdeburgo. Me parecieron muy iguales y muy tristes.
Ya en Berlín (año 90, todavía no habían llegado todos los centros comerciales y lo que hay ahora) podías ver tiros en las paredes, en la zona oriental a espaldas del Reichstag. Nos decían que eran tiros de la guerra mundial, que no se habían podido eliminar. De cuando en cuando dabas con un atasco y casi siempre el motivo era un trabi averiado (el coche del régimen).
Pero lo que más me impresionó fueron las placas que había en los alrededores de la puerta de Brandemburgo. Hacían mención a gente que había muerto al intentar huir. En ese momento, el muro en esa zona ya estaba desmantelado y en su lugar había un mercadillo con uniformes de soldados, medallas de la DDR, gorras de soldados...
Vivía el final de una historia que había empezado sólo unos meses antes. Aquel muro, que por cierto, pude ver no muy lejos, en un tramo junto al Spree, que parecía inamovible se desmanteló y troceó en poco tiempo, aunque os prometo que era duro como el solo. Quisimos llevarnos unos trozos a martillazos... y bueno, imposible, al menos con un martillo común. Nos contentamos con unos cascotes que había por el suelo y algún trozo pintado que compramos a un vendedor ambulante.
Ha sido después, cuando supe bastante de lo que había pasado. Ulbricht, Hoenecker, la Stasi, los Vopos, el Checkpoint Charlie, las fugas, los espias... 28 años de carcel a todos lo que no pudieron salir del paraiso comunista de la DDR.
Quisiera cerrar este recuerdo con una reflexión personal. Noto cierto tufillo revanchista en algunos documentales. Empiezan por "esos grandes Juan Pablo II, Reagan y Thatcher" que seguramente tuvieron un gran papel, pero cuyos errores están empezando a tapizarse, llegando a tratar la guerra de las galaxias como un acierto. Que Gorbachov no buscaba grandes cambios y para colmo que la caida del muro fue la derrota del socialismo...
En fin, celebremos la caida del muro y la libertad de los que sufrieron a la DDR y sigamos buscando la manera de hacer una sociedad más justa, lejos de aquellas dictaduras, pero dejemos de meternos en disputas de quien está cercano a aquello, porque podría decir si otros mantenían, defendían o simpatizaban con dictaduras de otro signo, y eso no creo que sea progresar...
Un saludo
Jesús (a.k.a. Abu)

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