jueves, 10 de febrero de 2011

Las cosas de la Villa: El medioambiente no importa




Cosas de la Villa. Tras años de grandes frases por parte de Don Alberto Ruiz Gallardón según las cuales Madrid iba a ser un ejemplo de restricciones al tráfico rodado (exclusión de los coches de más de x años, ayudas a los coches con poca o ninguna contaminación, etc.), un paraíso de la peatonalización y un modelo de aire sano, ahora, el medioambiente sobra.

La única medida palpable en este momento ha sido el traslado de las estaciones de medición de la contaminación. No sé si lo he escuchado del Ayuntamiento, de otros, si lo he razonado yo solito o si lo he soñado, pero la explicación debe estar en que no se deben hacer las mediciones justo debajo del tubo de escape de los coches. Bueno, da igual, porque aunque los hayan llevado a los parques los límites legales se están sobrepasando de un modo alarmante.

La famosa boina de Madrid va a seguir conviviendo con todos los que aquí moramos. La única respuesta del Ayuntamiento y de la Concejala delegada de medioambiente (Doña Ana Botella de Aznar) que tanto se iba a anticipar, ha sido pedir una moratoria para el cumplimiento de la normativa medioambiental comunitaria y recordar que el paro es mucho más importante en estos tiempos.

Evidentemente, sra. Botella de Aznar. El paro es mucho más importante y más acuciante. Seguramente, va a pasar mucho tiempo antes de que aquellos madrileños que están dentro de los famosos casi cinco millones encuentren trabajo. Tal vez, muchos de ellos queden inválidos por afecciones respiratorias, pero tampoco es importante.

Pero ya que no es importante, entiendo que tampoco, y de hecho, será misérrima, su aportación al bienestar ciudadano. En estos tiempos de recortes y de análisis del gasto público haría bien en ver la viga en ojo propio y desmantelar su concejalía florero… (la del Ayuntamiento de Madrid actual, no una concejalía seria de Medioambiente) porque, tras sus propias palabras… ¿la justifica de otro modo? Los trabajadores necesitamos productividad, pues me temo que las administraciones mucho más.

Y por último los músicos callejeros. Observo que las multas que se les pueden imponer son siete veces superiores a los coches que contaminan. ¿Será momento de abrir una concejalía florero para la música?

Conclusión: Necesitamos el cambio.

Un saludo

Jesús (a.k.a. Abu)

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