Los personajes de los que voy a hablar no son santos de mi devoción. Lo tengo claro, si tuviera que elegir a algún representante del PP no me quedaría ni con Aznar ni con Esperanza Aguirre, no habría muchos, pero con ellos seguro que no.
La semana pasada vimos a Aznar acosado por unos cuantos manifestantes que le lanzaron unos cuantos insultos. Independientemente de que ZP esté haciendo honor a ese cambio de talante (lo cual podremos discutir otro día) Aznar no pasará a la historia por su talante dialogante. Y no es nuevo decir que nos metió en una guerra ilegal, que costó más de una vida inocente. Ahora, reconozco que llamarle fascista y terrorista, me temo que es excesivo a la vez que no es muy democrático.
Ahora bien, la paciencia del Santo Job no le pido, pero sí un saber estar, como otros muchos políticos que con cargos parecidos, inferiores o superiores, han tenido que mantener el tipo en situaciones similares, sin hacer semejante desprecio a las buenas formas.
Muchos están defendiendo su labor y el acoso sufrido. Me pregunto si esos muchos hubieran sido tan comprensivos si Zapatero hubiera tenido la misma respuesta cuando ha recibido todo tipo de insultos en los desfiles de las Fuerzas Armadas o en la inauguración del monumento a las víctimas del 11-M. Ah, que es presidente en ejercicio. La responsabilidad de los ex-presidentes es distinta...
Añado aquí los comentarios de Esperanza Aguirre pillados por ese micrófono abierto. Evidentemente pertenecen a la esfera privada y no conviene rasgarse las vestiduras, pues estoy vencido que este cocimiento de habas se da en todas partes. Ahora le toca a la popular "Espe", pero diré lo mismo cuando el culo al aire sea de otro color:
Son cargos públicos, gestionan nuestros votos y el dinero de nuestros impuestos. ¿Es muy idealista pensar que criterios tan sectarios y mafiosos (en apariencia, claro) no debieran ni pensarse?
En fin, que luego los políticos se quejan de su descrédito, pero tampoco hacen mucho por evitarlo.
Un abrazo
Jesús (a.k.a. Abu)