martes, 12 de enero de 2010

35 años y un día


Cuenta mi madre que aquel 12 de enero fue domingo y encima tuve que nacer a las 3 de la tarde. Teniendo en cuenta que me acerqué a los 60 centímetros y que pesaba 4 kilos, los que intervinieron en aquello se ganaron la siesta, por tarde que llegara. Como podéis ver en la foto, casi no cabía en el Moisés...
Dicen que los nacidos en domingo tenemos algo especial, no sé si es suerte, un aura o lo que sea. Mi experiencia me dice que no me puedo quejar, pero tampoco nos pasemos. Creo que he conseguido muchas cosas de las que quería, pero tengo la sensación de que casi todo ha sido a la segunda a la tercera. No me considero ningún desgraciado, pero para ese "casi todo" ha requerido siempre algo más de esfuerzo.
¿Lo malo de llegar a esta edad? Pues que tengo la sensación de que el tiempo pasa muy rápido y que empiezo a tener muchos recuerdos de hace 20 años o más y no recuerdos sobre el primer partido o el primer juguete, si no ya de juventud. Por cierto, los eventos de más mayor, como el fin de la carrera o la mili... ufff, se acercan peligrosamente.
¿Qué me queda de todo este tiempo? Además de la familia que ya tenía (no los cambio por nada), la mujer con la que tengo la intención de pasar el resto de mis días (no te aprecio lo suficiente Isa), Mario y Lucía (seguro que me van a dar un montón de alegrías) y el montón de amigos y conocidos que he hecho en estos años.
Tal vez esto es lo que más he valorado en mi vida. Aquellas personas, grupos o empresas por las que he pasado y se han abierto a mi llegada sin imponer condición alguna. A todos ellos mi agradecimiento por ello y por su paciencia ante mi distancia actual. La empresa privada y la paternidad hacen que no tenga tiempo casi ni para mí mismo.
En fin, a por los siguientes treinta y cinco...
Un abrazo
Jesús (a.k.a. Abu)

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