Estoy dispuesto a admitir que toda la administración y su estructura deben ser sujetos a examen permanente. Que sea de los que piensa que el estado y el sector público deban seguir manteniendo su importancia y su peso no quiere decir que el debate sobre la dimensión y el gasto en administración se tenga que evitar, convirtiéndolo en un tabú.
Pero en el tema de la educación, más que un tema de ajuste, veo una oportunidad, una vez más, de un ataque a la gestión pública o tal vez una cortina de humo. No, aquí no vale el ajuste duro como expliación.
En nuestra Comunidad, la consejera Lucía Figar, la presidenta Aguirre y... la teniente de Alcalde Ana Botella de Aznar han tratado de justificarse (en este caso demostrando sus amplios conocimientos), lanzando el debate con un nauseabundo ataque contra el profesorado. "Trabajan menos que otros". Se busca una casta digamos que privilegiada a la que lapidar. Claro, sólo contamos las horas lectivas. Ojo, la educación que yo conocí era algo más que dar una clase magistral...
Todo vale, la enseñanza pública no es eficiente, da igual que sea de primera necesidad y que tenga que protegerse su calidad. Simplemente sobra, a largo plazo se buscará una enseñanza pública de beneficencia y de mínimos y la crisis, en este caso es la mejor excusa. La eficiencia estará en un copago educativo, en el mejor de los casos.
Pero no sé yo si hay tanta lumbrera que en la noche haya diseñado un complot contra lo público. Tal vez debamos preguntarnos, sobre todo ahora que parece ineludible su llegada al gobierno central, si es que los grandes gestores de la derecha no son tan brillantes y, una vez más, este ataque es una cortina de humo más para tapar sus desatinos.
Ah, control de horas: Que yo sepa los inspectores de enseñanza son personal cualificado para cumplir con la norma y ofrecer mejoras y soluciones. Una desgracia que sean utilizados como arma arrojadiza contra el que no dé clase en esas horas. ¿Sancionarán por cumplir con tutorías, programar clases o coordinar ciclos?
Sálvanos de los salvapatrias... uffff.
Un abrazo
Jesús (a.k.a. Abu)
Pero en el tema de la educación, más que un tema de ajuste, veo una oportunidad, una vez más, de un ataque a la gestión pública o tal vez una cortina de humo. No, aquí no vale el ajuste duro como expliación.
En nuestra Comunidad, la consejera Lucía Figar, la presidenta Aguirre y... la teniente de Alcalde Ana Botella de Aznar han tratado de justificarse (en este caso demostrando sus amplios conocimientos), lanzando el debate con un nauseabundo ataque contra el profesorado. "Trabajan menos que otros". Se busca una casta digamos que privilegiada a la que lapidar. Claro, sólo contamos las horas lectivas. Ojo, la educación que yo conocí era algo más que dar una clase magistral...
Todo vale, la enseñanza pública no es eficiente, da igual que sea de primera necesidad y que tenga que protegerse su calidad. Simplemente sobra, a largo plazo se buscará una enseñanza pública de beneficencia y de mínimos y la crisis, en este caso es la mejor excusa. La eficiencia estará en un copago educativo, en el mejor de los casos.
Pero no sé yo si hay tanta lumbrera que en la noche haya diseñado un complot contra lo público. Tal vez debamos preguntarnos, sobre todo ahora que parece ineludible su llegada al gobierno central, si es que los grandes gestores de la derecha no son tan brillantes y, una vez más, este ataque es una cortina de humo más para tapar sus desatinos.
Ah, control de horas: Que yo sepa los inspectores de enseñanza son personal cualificado para cumplir con la norma y ofrecer mejoras y soluciones. Una desgracia que sean utilizados como arma arrojadiza contra el que no dé clase en esas horas. ¿Sancionarán por cumplir con tutorías, programar clases o coordinar ciclos?
Sálvanos de los salvapatrias... uffff.
Un abrazo
Jesús (a.k.a. Abu)
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