Ya reconocí su victoria. No me duelen prendas en hacerlo. Se lo han ganado, podremos discutir, si por mérito propio o por demérito ajeno, pero ganaron de un modo incontestable y cuando las urnas hablan, lo que queda es la crítica, la vigilancia democrática y el encontrar alternativas a lo que no nos guste en su gestión.
El PP de antes es un partido que sigue la estela de su líder. Hace su crítica furibunda, pero no se moja en absoluto. Salvo pequeños titulares, de un barniz bastante retrógrado añado, esbozados por Rajoy en algunas entrevistas ("no me gusta el matrimonio homosexual", "cambiaré la ley del aborto"...), no hay planes de ruta ni recetas. Se ha tratado de ahondar la brecha por la que se desangra el gobierno de ZP.
Se quejan con razón desde el gobierno que el PP no ha arrimado el hombro. Ciertamente no se trataba (hombre por Dios) de dar un cheque en blanco o comulgar con ruedas de molino. El asunto era dar ideas, hacer propuestas, buscar el pacto, un simple "yo haría...". No, tampoco vale que el gobierno no diera el brazo a torcer, seguramente el PSOE no haya abierto suficientes puertas... o ninguna, pero son alternativa de gobierno y el discurso se ha basado en la negativa, en el catastrofismo, en el "¿qué habrá?".
Me preocupa, especialmente la vertiente xenófoba mostrada en Cataluña. No sólo el nuevo alcalde de Badalona, que podría tratarse como un caso aislado, sino los excesos de líderes Alicia Sánchez Camacho y Jorge Fernández Díaz, llegando a hablar de temas médicos. Y no hablemos de esa vertiente complaciente con el franquismo, que ha mostrado don Jaime Mayor...
Ese antes que desemboca en el ahora y en el futuro, también se basa en los gobiernos autonómicos de la oposición. Madrid, Murcia y Valencia se han caracterizado por sus furibundos ataques al gobierno, mucho más sonados que sus obras, sus leyes o sus inversiones. Les aconsejo que ahora que han reforzado esas mayorías absolutas y que han conquistado nuevas plazas, que se dediquen a sus ciudadanos (entre los cuales me encuentro) y que aborden sus problemas. No se les ha votado para hundir al PSOE (que probablemente se hunde solo), además para eso tienen a su líder nacional y a su grupo parlamentario en el congreso.
Ah, como bien ha dicho un articulista. Esta victoria asegura y aprueba un modo de gestión. Para dar absoluciones e impartir justicia... los tribunales y los jueces. Estuve de interventor y no vi en ninguna papeleta un "yo absuelvo a...". Tampoco la hubiera dado como nula de haberla visto.
En el ahora, apunto las lecciones. Sí, han ganado las elecciones, con "e" delante. Pero me sorprende oirle hablar de austeridad, transparencia y empleo. No es que sus actuales gobiernos, bastante plagados de asesores y en algún caso condenados por falta de información pública estén dando mucho ejemplo.
También apunto las amenazas de auditoría y de revisión exhaustiva de cuentas. Bien, si lo que se trata es de reconocer lo que se recibe, me parece razonable. Si, de lo que se trata, es de buscar grietas que lanzar a la cara del gobierno actual, flaco favor a este país. Buscamos la confianza perdida, destruir públicamente lo que haya, sólo puede llevar a la intervención de la economía. A no ser que eso es lo que se quiera.
Para el futuro... es poco edificante ver amenazas, de "vamos a tener el estado del bienestar que nos podamos permitir", "no queremos el copago, pero a ver qué nos dejan los socialistas". Es razonable, que con todo esto, las críticas del exceso de recortes hecho por el gobierno actual parecen más demagogia que otra cosa o al menos, una manera de taparse, "nuestros recortes serán distintos".
Mi conclusión es que este país no se ha vuelto de derechas de golpe, ni se ha vuelto conservadora por miedo. La gente busca otra forma de gobernar, busca respuestas y el PSOE, como dije en mi post anterior no aparenta tenerlas. El cambio es por tanto por cambiar, porque no vale lo malo conocido. El problema es si lo que viene es bueno.
Ah, sí, es cutre echar la culpa al gobierno de hace ya siete años. Lo pienso ahora y lo pensaba hace ocho años cuando ministros del PP hacían lo mismo. Pero sacar pecho por la esplendorosa España de la burbuja inmobiliaria y de los pelotazos urbanísticos, y de los modos empresariales puramente especulativos que nos han llevado a esta crisis (repito, ZP no mató a Manolete, como mucho no le ayudó), que dejaron en herencia hace algo más de siete años tampoco es aceptable.
Un saludo
Jesús (a.k.a. Abu)
El PP de antes es un partido que sigue la estela de su líder. Hace su crítica furibunda, pero no se moja en absoluto. Salvo pequeños titulares, de un barniz bastante retrógrado añado, esbozados por Rajoy en algunas entrevistas ("no me gusta el matrimonio homosexual", "cambiaré la ley del aborto"...), no hay planes de ruta ni recetas. Se ha tratado de ahondar la brecha por la que se desangra el gobierno de ZP.
Se quejan con razón desde el gobierno que el PP no ha arrimado el hombro. Ciertamente no se trataba (hombre por Dios) de dar un cheque en blanco o comulgar con ruedas de molino. El asunto era dar ideas, hacer propuestas, buscar el pacto, un simple "yo haría...". No, tampoco vale que el gobierno no diera el brazo a torcer, seguramente el PSOE no haya abierto suficientes puertas... o ninguna, pero son alternativa de gobierno y el discurso se ha basado en la negativa, en el catastrofismo, en el "¿qué habrá?".
Me preocupa, especialmente la vertiente xenófoba mostrada en Cataluña. No sólo el nuevo alcalde de Badalona, que podría tratarse como un caso aislado, sino los excesos de líderes Alicia Sánchez Camacho y Jorge Fernández Díaz, llegando a hablar de temas médicos. Y no hablemos de esa vertiente complaciente con el franquismo, que ha mostrado don Jaime Mayor...
Ese antes que desemboca en el ahora y en el futuro, también se basa en los gobiernos autonómicos de la oposición. Madrid, Murcia y Valencia se han caracterizado por sus furibundos ataques al gobierno, mucho más sonados que sus obras, sus leyes o sus inversiones. Les aconsejo que ahora que han reforzado esas mayorías absolutas y que han conquistado nuevas plazas, que se dediquen a sus ciudadanos (entre los cuales me encuentro) y que aborden sus problemas. No se les ha votado para hundir al PSOE (que probablemente se hunde solo), además para eso tienen a su líder nacional y a su grupo parlamentario en el congreso.
Ah, como bien ha dicho un articulista. Esta victoria asegura y aprueba un modo de gestión. Para dar absoluciones e impartir justicia... los tribunales y los jueces. Estuve de interventor y no vi en ninguna papeleta un "yo absuelvo a...". Tampoco la hubiera dado como nula de haberla visto.
En el ahora, apunto las lecciones. Sí, han ganado las elecciones, con "e" delante. Pero me sorprende oirle hablar de austeridad, transparencia y empleo. No es que sus actuales gobiernos, bastante plagados de asesores y en algún caso condenados por falta de información pública estén dando mucho ejemplo.
También apunto las amenazas de auditoría y de revisión exhaustiva de cuentas. Bien, si lo que se trata es de reconocer lo que se recibe, me parece razonable. Si, de lo que se trata, es de buscar grietas que lanzar a la cara del gobierno actual, flaco favor a este país. Buscamos la confianza perdida, destruir públicamente lo que haya, sólo puede llevar a la intervención de la economía. A no ser que eso es lo que se quiera.
Para el futuro... es poco edificante ver amenazas, de "vamos a tener el estado del bienestar que nos podamos permitir", "no queremos el copago, pero a ver qué nos dejan los socialistas". Es razonable, que con todo esto, las críticas del exceso de recortes hecho por el gobierno actual parecen más demagogia que otra cosa o al menos, una manera de taparse, "nuestros recortes serán distintos".
Mi conclusión es que este país no se ha vuelto de derechas de golpe, ni se ha vuelto conservadora por miedo. La gente busca otra forma de gobernar, busca respuestas y el PSOE, como dije en mi post anterior no aparenta tenerlas. El cambio es por tanto por cambiar, porque no vale lo malo conocido. El problema es si lo que viene es bueno.
Ah, sí, es cutre echar la culpa al gobierno de hace ya siete años. Lo pienso ahora y lo pensaba hace ocho años cuando ministros del PP hacían lo mismo. Pero sacar pecho por la esplendorosa España de la burbuja inmobiliaria y de los pelotazos urbanísticos, y de los modos empresariales puramente especulativos que nos han llevado a esta crisis (repito, ZP no mató a Manolete, como mucho no le ayudó), que dejaron en herencia hace algo más de siete años tampoco es aceptable.
Un saludo
Jesús (a.k.a. Abu)