Uno de los elementos que han demostrado el crecimiento económico de este país en el campo comercial ha sido el florecimiento (no sé si más que flores debiéramos decir setas) de un montón de centros comerciales establecidos en los grandes núcleos de población. No sé si Aznar pensaba en ellos cuando lanzó aquello del "España va bien". En fin, tal vez...
Casi todo el mundo se acuerda de los primeros, pero ya hay tantos, que simplemente, te vale con coger el coche y moverte un poco para encontrarte uno y hacer esa última compra que se te ha pasado hacer antes de volver a casa. Los han hecho de todos los colores y formas, con diseños especiales en el exterior y en el interior, además de escaleras mecánicas adaptadas a los carritos de la compra y parkings inmensos, en muchos casos gratuitos total o parcialmente.
Tengo dos ejemplos que si no se han ido al garete definitivamente, en ello andan. Uno es el Centro Comercial Avenida M40 (Leganés) y el otro es el Centro de ocio Opción (Alcorcón). Y otro que seguro que se fue al garete, el Centro del Torreón en Pozuelo, ya cerrado hace varios años.
El primero, más modesto, cerca del barrio de la Fortuna, era bastante tranquilo. La crisis se fue llevando a los pequeños comercios y luego la apertura de Islazul hizo que Eroski volara. Era sorprendente que Eroski mantuviera dos tiendas una tan cerca de la otra. Leo que el Juez que lleva el concurso de acreedores ha decretado el cierre, por el momento, para cerrar el grifo de las pérdidas.
El Opción, más grande que el M40, se dedicó al ocio. Restaurantes, bares, cines, pequeñas atracciones y... Opción Noche: Discotecas y Pubs concentradas en el mismo recinto, por cierto había que pagar sólo por entrar allí. No he encontrado evidencia del cierre, pero sólo hay que acercarse por los alrededores para ver los accesos vallados y la vegetación abandonada.
La pregunta es, más allá de los cierres enteros de centros comerciales (añadamos todos los locales que tienen vacíos, con o sin cartelico de próxima apertura) y más allá de la crisis en la que estamos, ¿debemos hacer acto de fé acerca de la sostenibilidad de los mismos? Siempre se nos ha hablado de las comodidades para el consumidor, pero casi nadie se acuerda de la destrucción de negocios y puestos de trabajo en el pequeño comercio o la sustitución de estos últimos por puestos mucho más precarios.
No quiero pensar lo que pueden perturbar el medio ambiente todas estas instalaciones, por los residuos y los consumos que conllevan y más si pensamos que están orientadas al acceso en transporte privado, casi nunca en transporte público y no digamos a pie...
Si asumimos que la crisis ha penalizado un modelo empresarial y de gestión irresponsable, ¿qué nos impide pensar que este "florecimiento" de centros comerciales no entra en ese parámetro? ¿Es este el progreso que necesitamos? ¿seguiremos abriendo centros comerciales cuando pasen las vacas flacas?
Me salen muchas dudas, unas por desconocimiento, otras por rabia. Casi seguro que aquello que se ha roto, como en otros sectores, será difícil de reparar, tanto los propios edifícios abandonados, como el pequeño comercio que tuvo que cerrar cuando se abrieron.
En fin, poco puedo añadir. Una vez más dejo planteado el tema, aunque sólo sea por limpiar mi conciencia...
Un abrazo
Jesús (a.k.a. Abu)